"I'm The Princess of Slytherin"

por **Alice I. Slytherin** Vie Sep 26, 2014 6:23 pm

Alice

# 16 años # Humana # Sangre Pura # Estudiante #

Datos Importantes

► Nombre completo: Alice Isabelle Slytherin.

► Apodos: Ponme un apodo y mueres.

► Fecha de nacimiento y edad: 16 años. Nacida el 9 de noviembre.

► Lugar de nacimiento: Londres, Inglaterra.

► Linaje de la Sangre: Puro.

► Clase social: Alta.

► Ideales: Purista.

► Casa: Slytherin.

► Aficiones/Hobbies: ♦ Le encantan las armas, en especial las espadas, gracias a su padre ha aprendido el manejo de cada arma que estuvo en sus manos a pesar de no necesitarlas.
♦ Leer es uno de sus mayores placeres. Ha leído la mitad de los libros de la biblioteca de Hogwarts.
♦ Adora a los caballos, tanto que dedica la mayoría de su tiempo libre a estos.

► Gustos: ♦ Caminar bajo la luz de la luna.
♦ El aroma a café.
♦ Conocer todo lo que le rodea.

► Disgustos:♦ Los hipócritas.
♦ La sociedad actual.
♦ La ignorancia y la terquedad.
♦ Los muggles.

► Fobias: Alice, a pesar de que no lo admita, tiene terror a la muerte.

► Manías: ♦ Morderse el labio.
♦ Suspirar cuando algo le atrae.
♦ Comportarse como una niña cuando algo no le sale bien.

► Rama(s) de la Magia en la que destaca tu personaje:Alice destaca notablemente en Defensa contra las artes oscuras, Historia de la magia, Pociones y Cuidado de criaturas mágicas. Alice nunca deja que nadie la supere.

► Patronus: Thestral.

► Boggart: Ella misma, en Hufflepuff.

► Varita: Madera de Ojaranzo. 28,5 centímetros. Núcleo de cabello de thestral y pluma de cola de fénix. Esta varita esta destinada a un dueño talentoso. Poderosa, apta para todo tipo de magia. Encorvada, semi-flexible. Muy parecida a la de su padre. Posee en su mango una serpiente tallada en oro con dos rubíes verdes como ojos que al realizar un hechizo brillan notablemente.

► Otros datos: Posee un guardapelo muy parecido al perteneciente a Salazar Slytherin que siempre lleva colgado del cuello. A simple vista Alice no destaca por tener un físico de modelo. Alta y delgada, pero con unas curvas impresionantes. Alice no deja que desear. Su tez es tan blanca que podría compararse con la nieve, aunque en verano toma un color tostado bastante agradable a la vista. Posee algunas pecas que se asoman por su rostro también en aquella época debido al sol.
Alice luce un cabello largo, sobre la cintura, y lo suficiente oscuro para contrastar con sus ojos. Estos son, podemos decir, el único rasgo especial que posee ya que sus ojos parecen variar, según el momento del día y su estado de ánimo, entre colores azules y grisáceos. Labios carnosos, nariz pequeña, pestañas voluminosas y una sonrisa de ensueño.

Alice es la envidia de muchas mujeres y el sueño de cualquier hombre.

Descripción Psicológica

Alice, cuando era pequeña, siempre había sido la última en todo. Nunca ganaba una carrera en sus competencias de natación; nunca era capaz de escalar las montañas junto a sus padres; nunca la invitaban a los bailes y si lo hacían era la última opción; nunca llegaba temprano; nunca fue para ella posible cumplir alguna de sus metas. Siempre había sido muy débil, pequeña a comparación de los demás jóvenes. Pero como dicen: El veneno es como el perfume: siempre vienen en frascos pequeños.
Y así era ella... el peor veneno de todos.
Alice es una especie de manzana de la discordia: Todos creen merecerla pero nadie realmente la merece. Optimista pero realista.

Alice se convirtió en lo que cree ser, no en lo que quiere ser. Se muestra como una joven reservada, extremadamente educada. Aparenta ser un libro abierto, sin embargo, la lengua en la que esta escrita es imposible de descifrar.
Malhumorada en ocasiones y amante de la buena literatura, es imposible no discutir con ella sobre las realidades que la rodean y el porqué de la creación del universo. Ella se considera y admira a las personas valientes... no a aquellas que se creen fuertes ni a las que luchan por demostrar algo, si no a los realmente valientes. La valentía según ella no se mide en lo que uno puede llegar a ganar, sino en lo que se esta dispuesto a perder.

Alice primero te inyecta su dulzura, su inocencia, su vanidad. Intenta venderte una apariencia que esta dispuesta a mantener hasta que la compres, una vez efectuado el pago no hay vuelta atrás. ¿En verdad la quieres en tu vida? Estás comprando tu propia muerte. Alice se alimenta de ti y luego... no eres nada. Retuerce, muerde, tortura, desgarra, todo por defender lo suyo, y no la toques más de la cuenta o puede que te quedes manco, sin cuello, o algo peor, rebana cabezas si es preciso. Alice tiene el poder en sus manos.

Cínica, demagógica. Nada le viene bien. Salvaje, luchadora, increíblemente fuerte tanto física como mentalmente. Es una mujer fría y manipuladora. Alice no posee corazón, este murió hace mucho tiempo, desde antes de nacer.

Sin embargo, Alice tiene un carácter silencioso. Es amable con quienes puede controlar fácilmente y conocer en profundidad su historia. Siempre con la cabeza en alto, camina a paso seguro, siempre un paso delante de los demás, cree que el mundo puede ser suyo si así lo desea, lo que quiere siempre lo consigue de una forma u otra. Si algo tiene claro es que si quieres lograr mucho y llegar alto hay un precio que pagar y ella esta dispuesta a pagar lo que sea necesario.

Alice, a pesar de todo, puede ser una jóven sumamente agradable con quienes considera sus amigos. Bromista y elocuente. Leal, es fiel con quienes le han sido fieles. Irascible, suele tener muy poca paciencia excepto con los animales.
Ella adora a las criaturas mágicas y se dice que puede entender a estas o cualquier otro animal.
Alice Slytherin destaca por su independencia. Tiene una ética muy diferente a los cánones de la moral de su época, instruyéndose en el arte de la discreción desde muy pequeña a pesar de su actitud de querer llevarse el mundo por delante. Alice se simplifica la vida hablando lo menos posible con las personas menos deseadas. Es posesiva con aquello que ella considera de su propiedad, tiende a amar de una forma destructiva y poseer las cosas con tanta aprensión que podría causar daños a terceros e incluso a ella misma con tal de retenerlo a su lado. Suele ser una persona alentadora y observadora con aquellos extraños con los que debe esmerarse para conservar su reputación.

Alice adora mostrarse misteriosa. Siempre había sido una joven tímida pero al darse cuenta de su capacidad y su fortaleza descubrió en sí misma una pasión no antes conocida. Durante toda su vida evitó privarse de todo placer que, con discreción se pudiera ofrecer; pero al conocer su nuevo estado se animó a demostrar su existencia. Y eso construyó su hoy en día.

Le gusta demostrar que es capaz de cumplir hasta tus más profundos miedos si así se lo propone. Es ambiciosa y calculadora. Es una joven muy detallista, quiere tener todo controlado y que no se escape siquiera una mosca de su línea de visión. Suele comportarse como una niña cuando algo le molesta, y llega al punto de exagerar algunas situaciones solo para sacar beneficio de aquello. Pretende dar lástima para que todos sus caprichos sean cumplidos.
Aún así, dentro de aquella capa de hielo que la envuelve, se encuentra una mujer con ganas de ser amada y de amar. Prometedora y llena de sueños que esperan algún día cumplirse. Ansía encontrar aquella mitad que la complete y no le haga sentir tan vacía como siempre se ha sentido. Su carácter actúa en contra de sus deseos en varias ocasiones pero siempre intenta de mantenerse a raya y no cruzar la línea de la locura. Fue criada bajo una disciplina férrea.

Alice es aún débil en ciertos aspectos y se limita a observar de lejos las situaciones que siente no están a su alcance. Le cuesta expresarse y a la hora de hablar sobre ella es muy cerrada, a pesar de mostrarse como alguien inquieta y exultante. No es tan extrovertida como aparenta ser. Le gusta vestir con elegancia y ser observada, deseada.

Siente que nadie va a poder limpiar sus heridas. Alice ha sufrido mucho en el transcurso de su vida por lo que presenta en algunos momentos una especie de cambio de humor que perjudica su salud y es peligrosa para el bienestar ajeno.

"Las apariencias engañan, cariño."

Familiares

► Padre:
Rabastan Slytherin. 45 años. Ex ministro de magia. Su relación no podría catalogarse como verdadero amor entre padre e hija. Alice era distante y le tiene muchisimo respeto a quien considera el creador de lo que ella misma es ahora, le tiene miedo en cierta forma pero a su vez lo aprecia en secreto aunque nunca será capaz de admitirlo. Fallecido.

► Madre:
Merydia Slytherin. 40 años. Casada de su primo, la familia lleva la tradición de mantener la pureza de la sangre casandose con los de su propia sangre. Ningun otro descendiente es merecedor del apellido Slytherin si su sangre no es totalmente pura. Fallecida. Alice no la conoció ya que ella murió al darle a luz.

► Hermano(s):
Alice es hija única.

► Otros:
Salazar Slytherin. Fundador de Hogwarts. Alice es descendiente directa del Gran Salazar y la más parecida a él de todos los anteriores.

Lucius Slytherin. Primo. Ex-Slytherin. 19 años. Prometido. Alice lo detesta sin haberlo visto jamás aún y no está de acuerdo con casarse con alguien que no conoce, aunque sabe que es su deber.

Historia

Alice.
¿Quién es ésta mujer? Alice Slytherin es su nombre, una joven capaz de torturar con tan solo una mirada a quien se interponga en su camino. Prudente y con alma de asesina, espera entre las sombras hasta que su presa por fin aparece en su línea de visión. La mujer, con nueve meses de embarazo, que alguna vez fue su madre había suplicado a su esposo que le llevara a conocer una de esas iglesias muggles, y él a duras penas había accedido. Ese mismo nueve de noviembre nació en la iglesia más alejada de la población, Alice, durante una misa, fruto de pasiones inentendibles entre primos. Estaba prohibida, era el pecado mismo personificado en la belleza más pura y absoluta.
Víctima del rechazo y el terror que se colaba por las ventanas del pequeño pueblo en el que nació. Su padre, lastimado ante la temprana muerte de la esposa a la que había llegado a querer, decidió que lo mejor para ambos era volver a Londres. Pero los muggles no la dejaban ir pues afirmaban que había sido un ángel enviado por su Dios. Su padre tomó medidas rápidamente y confirmó un trato: la niña por dinero para la Iglesia... "para recaudar fondos" o mejor dicho: para las mesas de póquer que organizaba el sacerdote todas las noches en el sótano del convento. O así lo había escuchado de él uno de esos días donde leía el diario al lado del fuego, que calentaba su hogar en pleno invierno.

Alice sufrió durante toda su infancia. Al cumplir los tres años comenzó sus estudios dentro del hogar, lo que provocó que no pudiera desarrollarse como una niña normal lo haría y tuvo que tomar obligaciones que no le correspondían desde muy pequeña. Traumatizada tanto física como psicológicamente, se sentía y se siente aún indefensa ante el hombre que le había quitado su esencia con tan poca edad y había profanado su mente como si de una muñeca se tratase. Alice era una mujer en cuerpo de niña, completamente ciega e incapaz de hablar temas que no fueran sobre odio a los muggles y su increíble persona.
No quería causar ningún cambio abrupto en la sociedad, en la ciudad en la que vivía. En aquellos tiempos reinaba el miedo de lo que había en nuestro interior, miedo de lo que había en el interior de los demás, miedo de lo que había fuera. La sociedad se asustaba con los cambios. Los asustaba quedarse igual. Los aterrorizaba cualquier cosa fuera de lo corriente, o un cambio en la rutina. Todo el mundo quería ser distinto, pero ésa era la mayor amenaza. Y por eso no podía hablar y demostrar que podía decidir por sí misma. Porque ella sufría algo que era completamente distinto a lo que la ética de esos tiempos demandaba.

Al cumplir los cinco años quizá la necesidad de provocar el cambio, de abrir los ojos a la sociedad de que aquellas cosas pasaban pero estaban ocultas, de mostrar su historia para que ninguna otra joven sufriera como lo había hecho ella, provocó que surgiera su magia, víctima y victimario en una sola persona, cautivada por el dolor y la crueldad, incendiando una pequeña casa en las afueras de Londres. Quería contar todo lo sucedido, pero no lo hizo. Alice prefirió callar manteniéndose cautiva en su hogar junto a su nana e irse a Hogwarts al cumplir los once años.
No quería recordar nada más. Para ella, el pasado era una confusión fugitiva de recuerdos peligrosos y dolorosos. Se desmoronaba cada vez que oía un grito o el llanto de una niña. Estaba aterrada de lo que le rodeaba, tenía miedo que la maten... pero era mucho peor que la destruyan.

El sombrero seleccionador ni siquiera dudo un instante en colocar a la joven en la casa de su familia: Slytherin. Alice destacaba en todo lo que hacía y eso le había dado una reputación demasiado preciada para una niña que apenas había comenzado sus estudios y le quedaba tanto por recorrer. En su décimo cuarto cumpleaños recibió la noticia de que su padre había muerto en un enfrentamiento con un muggle drogado que no sabía lo que hacía, lo que provocó que algo se despertara en ella. Su padre quizá le había enseñado toda su vida la realidad y Alice no era capaz de admitirlo. “Los muggles son la mayor escoria que podría existir, la magia no debería aceptarlos…”

Con el pasar de los años terminó acostumbrándose a su vida, independizándose, centrándose en terminar sus estudios dentro de un año en Hogwarts y decidir qué carrera tomar, transformándose poco a poco en una mujer que no temía a casi nada. Caminaba con la cabeza en alto por las calles de Londres, observando a los hombres que se embriagaban en los bares y a aquellos que se creían grandes señores en los mejores carruajes que pudieran existir. A Alice le llenaba de rabia aquella hipocresía. La ajena y la propia.
Alice se había convertido en parte de aquella injusticia de sociedad. Aparentaba ser una muchacha educada y siempre dispuesta a lo que los demás solicitaban. En aquella época todo el mundo mentía. Unas mentiras maravillosas, desenfrenadas, óptimas, desmedidas, entusiastas. Cualquiera podía representar cualquier cosa a la luz del día. Pero sólo por la noche, después de que el mundo se ha oscurecido, aparecía su yo real.

La muerte de su padre le había afectado notablemente, se había vuelto inalcanzable y temible ante los ojos de los demás. Para ella era más fácil escuchar a alguien un rato e improvisar que sentarse día tras día y penetrar las capas de lo mundano y lo trivial en búsqueda de lo profundo.

Y así lo hizo.
Dejó su rutina diaria tan solo para dedicarse al bienestar propio, el cual creció y se transformó en una parte de ella que la nombraba como la misma princesa de Slytherin. Y cuando creía que su mundo había vuelvo a la vida le llegó una carta que anunciaba su compromiso con uno de sus primos al cual desconocía. Supongo que ese era el precio que debía pagar.
Con aquel compromiso todo parecía aún más complicado. Sus expectativas se torcieron y cambiaron. Cosas corrientes como tener un empleo, formar una familia e ir a caminar las tardes bonitas de verano eran objetivos muy difíciles de conseguir con un hombre al que no amaba a su lado. Así que los modificó, los revisó, los redujo y los reconsideró. Formó su propia historia a la espera de su prometido.

Su vida era única debido a la ausencia de todas esas pequeñas cosas que constituyen la normalidad de cualquier persona. Era incapaz de ser una mujer como las demás. Estar cerca de la perdición es igual que te pasen un papel lija por el corazón. Lo mucho que hiere cada delirio, lo lejos que parece la realidad del alcance de uno. Es un mundo de desesperación y frustración.